Andorra esconde una multitud de monumentos y curiosidades entre sus montañas y, si estás atento, muchas veces no hace falta alejarse de las carreteras principales para descubrirlos.
Una de las maravillas arquitectónicas que podemos apreciar a pie de carretera es el puente medieval de la Margineda. Se trata de un puente románico que atraviesa el río Valira y es uno de los puntos de acceso al camino real que conectaba Sant Julià de Lòria con Andorra la Vella.
Esta edificación medieval es la más grande de su tipo en el Principado de Andorra, con una longitud de 33 metros de largo. Posee una altura en su punto más elevado de 9 metros sobre nivel del suelo y está compuesta por un único arco que une ambos extremos. Gracias a su estado óptimo de conservación, este ejemplo de arte románico se encuentra operativo en la actualidad, lo que resulta muy relevante debido a que su construcción data del siglo XV.
El puente de la Margineda tiene una estética muy particular, ya que ha sido construido en su mayoría con piedras propias de las orillas del río, hecho que podemos comprobar en su aspecto redondeado. La barandilla también está compuesta por este tipo de piedra granítica y posee una elevación bastante reducida con menos de un metro de altura. Es por ello que si visitan este monumento es aconsejable no aproximarse mucho a sus bordes.
Si observamos la estructura del puente con más profundidad, es posible apreciar diferencias de color y textura que evidencian las diferentes etapas en las cuales ha sido construido.
Este emblemático monumento es un gran ejemplo de cómo la construcción humana y la naturaleza interactúan entre sí, ya que entre las piedras podemos observar como musgo y flores crecen entre las ranuras, ambos coexistiendo en perfecta armonía.
En 2007, se llevó a cabo una excavación en la extensión que dio inicio a una importante restauración. Este trabajo ha puesto en relieve varios datos importantes, como la confirmación de que el puente había sido construido en varias etapas, y los diferentes usos que se dio al mismo a lo largo de los años. Por otra parte, las excavaciones permitieron que se descubrieran los pavimentos originales, así como un canal de piedra adyacente que fue construido en la misma época y que había quedado sepultado por la maleza. Este canal permite que el puente resista bien a los temporales, ya que evacua el agua que se pueda acumular y desemboca en el río.
Junto a la construcción podemos apreciar una escultura que fue erigida en honor al primer congreso de lengua y literatura catalana por el artista valenciano Vicenç Alfaro. Dicha escultura está formada por la unión de dos arcos, que simbolizan la simbiosis de pasado y presente en Andorra, juntando modernidad con tradición.
Este puente tiene también un gran aspecto simbólico, ya que une las dos orillas del río, conectando las parroquias de Andorra la Vella y de Sant Julià de Lòria. El Pueblo de La Margineda celebra unas fiestas curiosas e innovadoras conocidas como “Barracas de la Margineda”, las cuales tienen lugar a finales de julio.