Andorra es un país con un entorno único donde la naturaleza y su privilegiado emplazamiento ocupan un lugar primordial en los itinerarios de los visitantes y el público residente.
Este micro Estado, sede de unos de los parlamentos más antiguos de Europa, cuenta con una situación geográfica que ha marcado su desarrollo a través del tiempo debido a su complejo carácter climático. Esto queda evidenciado de manera muy
destacada en los orígenes de la gastronomía local, y tienen como gran protagonista a las tradicionales bordas.
La cocina andorrana que hoy conocemos dista mucho de las preparaciones de la época, cuyo objetivo esencial era ofrecer una subsistencia frente a los crudos inviernos, a pesar de la reducida oferta de materia prima, pero con preparaciones simples y contundentes.
En aquel entonces, las familias establecidas en la zona contaban en su mayoría, con productos propios de cada estación como las setas o las achicorias, que junto a carnes de caza como las liebres del pirineo, el Isard, el Xai, o la trucha, proporcionaban ingredientes de calidad y sustento en cada elaboración.
Platos como el trinxat, los embutidos, las escudellas, las carnes salvajes preparadas en las brasas de las chimeneas, o los quesos elaborados a partir del ganado con leches de cabra u oveja, han dado origen a un estilo culinario que fue desarrollándose en gran parte por la influencia gastronómica y proximidad de Francia y España, específicamente por Cataluña y la zona de l’Ariège.
La estrecha cercanía a referencias mundiales de la gastronomía junto al contexto natural que envuelve el territorio andorrano, dieron un impulso significativo a la escena culinaria el país. Con la llegada del turismo y el auge de la globalización donde los recursos están al alcance de todos, este proceso ha ido cada vez más en aumento hasta situarnos en el panorama actual, con una oferta rica en tradiciones, donde los ingredientes frescos y de proximidad tienen un valor central, e incorporando métodos y materias primas de sus históricos vecinos.
Esta evolución gastronómica ha tenido lugar sobre todo en las bordas típicas de la época, las cuales podemos disfrutar en la actualidad como escenario de una oferta desarrollada en restaurantes con estilo propio, pero que comparten la esencia de una cocina noble con sabores tan auténticos y cargados de tradición.
Uno de ejemplos más emblemáticos en este tipo de edificaciones es La Borda de L’Horto, un restaurante ubicado en una típica borda andorrana en el pueblo de Ransol, parroquia de Canillo.
Este reconocido restaurante con más de 25 años de actividad en el mercado andorrano, es una de las referencias más destacadas en la gastronomía del país gracias a su esencia tradicional. Prueba de ello es su arquitectura impecablemente preservada, su gastronomía de montaña y elaborada con productos de temporada, junto a un servicio cercano que transmite calidez e invita a sentirse como en casa gracias a su anfitriona Montse.
La Borda de L’Horto está ambientada sobre la estructura original de una casa típica andorrana de la época, con paredes de piedra, vigas robustas y los antiguos comederos destinados a los animales. Dispone de un salón en la planta principal, una acogedora terraza que podremos disfrutar sobre todo en épocas estivales, y un salón en la primera planta que resulta ideal para reuniones privadas como bautizos, bodas o comuniones.
Pero sin dudas, el elemento central de la sala es su chimenea de leña que, además de brindar una atmósfera acogedora a los comensales, funciona también como brasero a la vista donde realizan la cocción de sus deliciosas y qualitativas carnes.
Esta tradicional Borda de montaña cuenta con una variada carta que incluye carnes de gran calidad a la brasa, pescados, pastas, diferentes tipos de entrantes fríos y calientes, y postres. Todo elaborado con calidad artesanal por el chef y responsable de cocina Francisco, que junto a su equipo elaboran sugerencias como la emblemática y muy solicitada fondue de tres quesos en pan de Pages.
Las carnes estofadas y asadas como las galtas de porc, el estofado de jabalí o las paletillas de corderoal horno también tienen un lugar destacado entre sus platos más típicos. Además de carnes y pescados, en La Borda de L’Horto podremos disfrutar de preparaciones esenciales como el Foie gras mi-cuit con dos mermeladas, los caracoles, o el jamón ibérico a la Catalana.
Cabe destacar que la propuesta de esta icónica borda ofrece alternativas vegetarianas como ensaladas, un trinxat de col y patata, o sopas ideales para épocas más invernales.
Otros aspectos a destacar de la Borda de L’Horto son el amplio parking accesible desde la carretera principal de tarter, su diversa selección de vinos, y la posibilidad de disfrutar de su gastronomía en compañía de nuestras mascotas.
Visitada por turistas y preferida por una fiel clientela local, La Borda de L’Horto preserva el encanto y tradición que han hecho de la gastronomía típica andorrana una de las más demandadas de la zona hasta el día de hoy.
Ideal para disfrutar durante los mediodías luego de un día de paseo o por las noches para una cena al calor de la chimenea, en La Borda de L`horto te recibirán en un ambiente único y acogedor.
Tel. +376 851 622
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