La ruta comienza en el Valle de Incles, parroquia de Canillo. De primeras, encontramos un valle abierto, con pastos y bordas andorranas hechas de paredes de piedra y techos de pizarra. Observamos paisajes verdes coronados por unas altas montañas y rodeados por muros de piedra seca. Una abundante fauna y flora nos acompañan hasta el fondo del valle, donde el itinerario pasa por una pista forestal que sigue el cauce del río de Incles, transformando esta primera etapa en una escapada de juegos para todos los públicos.
Unos merenderos permiten un breve descanso antes de comenzar la segunda parte del itinerario, que cuenta con un camino más empinado. Subiendo, volveremos a cruzar el río por pequeños puentes de madera. Encontraremos puntos de vista panorámicos y auténticas obras de arte de la naturaleza que se convertirán en los protagonistas de muchas fotografías. Llegaremos al primer lago, donde tendremos la suerte de conocer al tritón del Pirineo. Continuando, llegamos al refugio. Y un poco más allá, orgullosos descubrimos unas aguas nítidas que reflejan el cielo y la montaña de la zona; estamos en el lago de Juclar.
Un espectáculo cromático durante todo el año
La naturaleza del valle de Incles ofrece un espectáculo cromático durante todo el año. En primavera renacen una gran variedad de flores que visten los suelos de colores y desprenden olores increíbles. En otoño, la mezcla de caducifolios y coníferas tiñen las montañas de rojo, naranja y amarillo. Después llega el invierno, que se encarga de cubrir con un gran abrigo blanco todo el valle. En esta época, el río está parcialmente helado y crea otro atractivo paisajístico que es digno de admirar.
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