Andorra es un país con un gran capital cultural, que también se manifiesta en forma de obras de arte. Ya sea por artistas locales o aquellos que vienen a exponer al principado, Andorra tiene mucho que ofrecer a todos sus visitantes.
Un punto clave en materia de arte en Andorra es Sun Gallery, una galería de arte ubicada a escasos metros del centro neurálgico de Andorra, cuya exposición propone destacar a artistas establecidos en la Costa Azul.
Uno de esos artistas es Laurence Jenkell, más conocida bajo el nombre artístico de Laurence Jenk. Esta escultora y pintora de origen francés crea un puente entre la edad adulta y la infancia que ha llamado la atención del público de todas las edades.
Laurence Jenk es una de las artistas con más exposiciones en el mundo, hecho que hemos podido comprobar en las calles del principado en 2017 con la muestra llevada a cabo en la Avinguda Carlemany para celebrar la tradicional Vivand. Pero lo que muchas personas no saben es que, a pesar de su intensa formación en el sector del arte, ella se define como una artista autodidacta.
En sus primeros años como artista, hacia los años 90, Laurence Jenk empieza por explorar las posibilidades que le pueden ofrecer materiales como el plexiglás en la creación artística. No obstante, rápidamente incluye otros recursos en su colección como podrían ser el mármol, el aluminio o incluso el bronce. Pese a tener relativamente una forma similar, sus obras consiguen transmitir cosas muy diferentes en función del mensaje de la artista, que tiene unas convicciones bastante marcadas.
Por esto, sus obras se han podido ver en exposiciones internacionales, en colaboraciones con marcas muy conocidas e incluso para eventos de escala global.
Su técnica se caracteriza por una utilización de la envoltura y de la doblez muy particular. Consigue crear obras de un tamaño considerable con una estética realista que dan alas a la imaginación y permiten explorar el universo de fantasía de la artista. Su arte se basa en un redescubrimiento del color que transporta a los espectadores a una dimensión propia, llena de inocencia, en la que pueden rememorar su propia infancia. Prueba de ello es la frecuente referencia a los bombones que la escultora realiza, y se remonta a su infancia cuando sus padres le prohibían estrictamente los caramelos.
Esto ha hecho de su estilo una expresión de su propia rebelión y una forma de conciliarse con su pasado.
En definitiva, esta artista tiene un estilo muy marcado que la diferencia en el mercado, pese a tener claras influencias de estilos como el Pop Art o la escuela de Niza. En obras más actuales ha explorado también con otros medios como podría ser la robótica, un hecho que pudo verse en la exposición de Cannes en 2011. Fue en esa misma exposición, llamada Candy Nations, que la escultora dio el salto a la fama. Allí, Jenk creó varias esculturas de caramelos con las diferentes banderas de los países que participaban en el G20 y con ellas conquistó el corazón de los espectadores. Lo que sí podemos afirmar sin lugar a duda es que Jenk se ha consolidado como una de las artistas más importantes de la escena artística actual, siendo una de las más expuestas y con mayor número de ventas en Estados Unidos, aunque su fama ha atravesado fronteras extendiendo su reputación a nivel internacional. De esta forma ha logrado posicionarse como una de las artistas contemporáneas más vendidas a escala global.
Su importancia para el mundo del arte fue reconocida en 2019, cuando fue galardonada con el título de Chevalier de l’ordre des arts et des lettres, una distinción muy prestigiosa en su patria natal, Francia.
Tel: +376 852 215
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